“Si existen buenas ovejas habrá también buenos pastores, pues de entre las buenas ovejas salen buenos pastores” (San Agustín, Sermón 46).

Oración por las Vocaciones

Señor Jesús, tú nos dijiste:

"Rueguen al dueño para que envíe operarios a sumies".

Te pedimos por el don de vocaciones

sacerdotales y religiosas para que en todas partes

sea amado tu Nombre.

Despierta en muchos jóvenes una vocación sincera,

alegre y entusiasta;

con un espíritu de bondad, humildad y sencillez y que

quieran compartir su vida como Misioneros de Cristo.

Esto te lo pedimos por intercesión de nuestra Señora de

Cocharcas y de San José nuestro protector.

Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Oración por las Vocaciones

Jesús que sientes compasión al ver la multitud que está como ovejas sin pastor, suscita, en nuestra Iglesia, una nueva primavera de vocaciones.

Te pedimos que envíes: Sacerdotes según tu corazón que nos alimenten con el Pan de Tu Palabra y en la mesa de Tu Cuerpo y de Tu Sangre; Consagrados que, por su santidad, sean testigos de Tu Reino; Laicos que, en medio del mundo, den testimonio de ti con su vida y su palabra.

Buen Pastor, fortalece a los que elegiste; y ayúdalos a crecer en el amor y santidad para que respondan plenamente a tu llamada.

María, Madre de las vocaciones, ruega por nosotros. Amén.

Oración por las Vocaciones Sacerdotales

Señor Nuestro Jesucristo, Tú dijiste a tus Apóstoles: "La mies es mucha pero los obreros pocos; rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su campo". Humildemente te suplicamos que envíes a tu Iglesia numerosas y santas vocaciones sacerdotales. Te lo pedimos por la intercesión de la Santísima Virgen de Cocharcas, nuestra Madre, y por la de nuestros Santos Patronos y Protectores, que con su vida y merecimientos santificaron nuestro pueblo. Amén.

Ofrecimiento diario de sí mismo por los sacerdotales

Oh Jesús, Salvador mío, Tú que confiaste a los sacerdotes, -y solamente a ellos-, el poder de celebrar la Eucaristía, fin principal de su ordenación sacerdotal, perdonar los pecados, administrar otros Sacramentos, predicar con autoridad la Palabra de Dios y dirigir a los demás fieles a mirar y a subir hacia Ti, por medio de tu Santísima Madre, te ofrezco para la santificación de los sacerdotes y seminaristas, durante este día, todas mis oraciones, trabajos y alegrías, mis sacrificios y sufrimientos. Danos, Señor, sacerdotes verdaderamente santos que, inflamados del fuego de Tu amor, no procuren otra cosa que Tu gloria y la salvación de aquellos a los que Tú encomendaste. Amén.