MONS. ISIDRO SALA RIBERA

mons-isidroMonseñor Isidro Sala Ribera, Obispo Emérito de Abancay, gran misionero de los Andes peruanos, el martes pasado, a las 11:15 am., después de una larga enfermedad llevada con amor, serenidad y fino humor, partió a la Casa del Padre.

Monseñor Isidro Sala nació en Bergús (Diócesis de Solsona, España), el 03 de marzo de 1933.
Ordenado sacerdote el 20 de julio de 1958, trabajó en varios encargos pastorales en su diócesis, hasta que en 1969, invitado por Mons. Enrique Pélach, llegó a la diócesis de Abancay.
Nombrado Vicario Parroquial en Chalhuanca y Director de las Misiones Populares, tuvo que recorrer la diócesis entera, llevando la Palabra de Dios. Por esta razón, llegó a dominar notablemente el quechua.
Cuando fue nombrado párroco de San Jerónimo en 1975, priorizó las visitas pastorales a las comunidades campesinas, además de formar catequistas y promocionar variadas vocaciones eclesiales.
En el valle del Chumbao, ayudó con la fundación del monasterio de las Madres Carmelitas Descalzas, con la construcción de dos casas de Retiros una en San Jerónimo y otra en La Laguna (Pacucha). También impulsó la construcción del Asilo de Ancianos, la Casa Parroquial y de varios templos en los pueblos de su jurisdicción.
Consagrado como Obispo Auxiliar el 14 de diciembre de 1986, hasta que en abril de 1990 fue nombrado Obispo Coadjutor y, finalmente, el 1 de diciembre de 1992, tomó posesión como Obispo residencial de Abancay.
Con la cooperación internacional, Monseñor Isidro Sala impulsó a Cáritas Abancay a combatir la desnutrición infantil y la insalubridad, instalando sistemas de agua potable y de desagüe en los cinturones de pobreza de Abancay y en los distritos más alejados. También promovió el desarrollo agropecuario, con el mejoramiento del ganado vacuno e instalando forrajes. Asimismo, propulsó la capacitación campesina por una agricultura sostenible –en armonía con la naturaleza– con canales de riego y riego tecnificado. Igualmente podemos decir de los proyectos de viviendas saludables, contribuyendo a la mejora de la salud y de la nutrición infantil, con cocinas mejoradas, refrigeradores ecológicos, con ordenamiento de las viviendas, con bio-huertos familiares, composteras, abono orgánico, etc.
No es menos importante su labor con las capacidades de las personas y familias, poniendo mayor énfasis en los derechos humanos, participación ciudadana, autoestima, lucha contra la violencia familiar y contra el alcoholismo, salud y nutrición infantil; valores, liderazgo, etc., temas fundamentales, más importantes que las mismas infraestructuras.
Además de la labor espiritual, podemos afirmar sin lugar a dudas que el Monseñor Isidro Sala Ribera ha hecho tanto por nuestra tierra. Los pobres siempre han ocupado lugar especial en su corazón.
El 8 de agosto de 2009, pasó a condición de Emérito y siguió en Abancay colaborando en la pastoral de siempre, especialmente de las familias y del confesonario.